Kanye West afirma que perdió dos billones de dólares por comentarios antisemitas

Kanye West perdió 2,000 millones de dólares en un día, admitió el rapero, al perder a socios comerciales que pusieron fin a sus colaboraciones luego de que hiciera públicos comentarios antisemitas. El magnate de la música, también conocido como Ye, ha visto derrumbarse sus lucrativos arreglos comerciales en la industria de la moda con firmas como Gap y Adidas que marcaron distancia tras los comentarios que activistas y parte de la opinión pública calificaron de discurso de odio. Perdí 2.000 millones de dólares en un día. Y sigo vivo. Esto es discurso de amor”, escribió West en un post de Instagram que recibió más de un millón de likes. “Aún te amo. Dios aún te ama. El dinero no es lo que yo soy. La gente es lo que yo soy”, agregó el texto en letras blancas sobre un fondo negro. El post menciona a Emanuel Ari, el director ejecutivo de la compañía de entretenimiento Endeavor, quien instó a varias firmas a cortar sus lazos con el rapero. El gigante de la moda deportiva Adidas culminó el martes su relación comercial con West luego de sus comentarios “inaceptables, odiosos y peligrosos”. Adidas dijo que acabaría con la producción de la exitosa línea “Yeezy”, diseñada junto a West, y pararía “todos los pagos a Ye y a sus compañías”.

West, quien ha hablado abiertamente sobre su lucha con el trastorno bipolar, ha acaparado titulares por sus afirmaciones en público, como en su intento de campaña presidencial en 2020, en la cual terminó apoyando a Donald Trump. Su insistencia en cruzar límites es un arma de doble filo para sus socios comerciales que se beneficiaron de su popularidad y apariciones en medios pero que ahora corren el riesgo de quedar empañados por su asociación. Si bien resistieron comentarios anteriores, como cuando West llamó a la esclavitud “una opción”, las cosas comenzaron a empeorar este mes cuando apareció en un desfile de modas en París con una camiseta que tenía impresa la inscripción “Las vidas de los blancos importan” (en inglés, “White Lives Matter”). La frase es una reacción de grupos de ultraderecha y supremacistas blancos en Estados Unidos al movimiento “Las vidas de los negros importan” (“Black Lives Matter”), que protesta contra el racismo.